jueves, 5 de noviembre de 2009

América Latina es marginada en Barcelona

Los deslizamientos de tierra que afectaron uno tras otro a varios sectores de Quito y del resto del país en el último invierno. La sequía prolongada que en estos días vive el Austro. Las temperaturas sobre los 25°C que soportó la capital en los últimos meses.







Los deslizamientos de tierra que afectaron uno tras otro a varios sectores de Quito y del resto del país en el último invierno. La sequía prolongada que en estos días vive el Austro. Las temperaturas sobre los 25°C que soportó la capital en los últimos meses.






Esas y otras son las manifestaciones más cotidianas del cambio climático. Y si llegase a incrementar en solo 2°C la temperatura promedio del planeta (hasta ahora ya subió en 0,7°C, en las últimas décadas), como se pronostica si no hay una acción inmediata, la situación será peor. “Catastrófica” advierten los expertos que desde el lunes se dan cita en la reunión mundial de cambio climático en Barcelona, España.






Lo peor es que Ecuador y Latinoamérica, en general, constituyen una de las regiones más vulnerables. Pese a su escasa incidencia en el volumen general de emisiones de gases de efecto invernadero (responsables de las alteraciones climáticas) argumentan sus delegados.






En promedio genera un 6% del total mundial, sobre todo por la quema de hidrocarburos, y sube a 12% al incluir la deforestación.






José Garibaldi, investigador y observador de la Convención sobre Cambio Climático, habla de efectos ciertos al mencionar a fenómenos en la región como El Niño con cada vez más fuerza.






Se suman los huracanes en el Caribe con mayor número e intensidad; el retroceso de los glaciares andinos (de Ecuador entre estos) que ya afectan al abastecimiento de agua para la generación hidroeléctrica, consumo humano y riego; los cambios bruscos de los patrones de lluvias en Argentina…






Por eso ahora los países latinoamericanos están en el bando de quienes reclaman a los industrializados por un apoyo para la adaptación y mitigación de los efectos del cambio climático.






No obstante, corren el riesgo de que en la Cumbre Mundial de Copenhague, Dinamarca, no trasciendan sus propuestas y exigencias. Esto ya es evidente en Barcelona, cuando sus representantes son absorbidos por las multitudinarias concurrencias a las diversas reuniones de negociaciones. Si bien todos, excepto México, están agrupados en el denominado G77 más China (una alianza entre países en desarrollo de los diferentes continentes), no participan como un bloque hegemónico.






El experto James Painter mira a la región repartida en tres grupos y por fuera de estos a Brasil y Venezuela. El primero tiene una postura bastante marcada sobre la protección de la selva amazónica y el segundo cuida más sus intereses petroleros como miembro de la OPEP.






En el otro están los del Alba -aunque no está reconocido por las Naciones Unidas- como Bolivia, Ecuador, Venezuela, El Salvador, Nicaragua y Cuba. “Comparten una visión parecida, aunque con matices distintos. Insisten que los países desarrollados tienen la responsabilidad histórica sobre el cambio global y, por lo tanto, les exigen recortes significativos de emisiones de CO2, sin que ellos estén dispuestos a tomar igual medida”.






En un tercer grupo aparecen Costa Rica, México, Perú, Colombia y Panamá. Ellos están dispuestos a aceptar que tienen metas de reducir emisiones.






Bajo ese panorama, la mayoría prefirió presentar propuestas individuales como lo hace Ecuador, con su iniciativa Yasuní-ITT.






A propósito, Carlos Larrea, coordinador del proyecto, presentará la idea de dejar el crudo bajo tierra en el bloque Ishpingo-Tambococha-Tiputini (ITT, en plena selva amazónica). A cambio la comunidad internacional deberá acoger a los Certificados de Garantía Yasuní, una especie de bonos de carbono.






Painter aseguró que la urgencia de proteger la cuenca amazónica -es considerada de uno los últimos grandes pulmones que quedan en el planeta- es una de las mejores cartas de juego que países como Brasil, Ecuador, Perú y Colombia tienen a su favor.






Así pretenden captar los recursos que la Unión Europea y España destinarán contra al cambio climático. La vicepresidenta primera del Gobierno español, María Teresa Fernández de la Vega, manifestó que su país aportará con 100 millones de euros adicionales hasta 2012.






 
 
Fuente: Pnuma

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